lunes, 3 de enero de 2011

Serapeo de Villa Adriana, Tívoli



Entre el 118 y el 134 d. C el emperador Adriano (117-138 d. C) se hizo construir Villa Adriana en Tibur, hoy Tívoli, una villa de inmensas dimensiones (se calcula hasta 300 hectáreas) levantada en tres momentos a lo largo de la vida del emperador. Se articula en cuatro ejes y uno de ellos es el “Canopo”. Se trata de una amplia área en la que se levantó un Templo a Serapis según el ejemplo del Serapeo egipcio de Canopo[1], en el Delta del Nilo.



El Serapeo de Villa Adriana en Tívoli está formado por un largo canal con estatuas alrededor que  conducía al templo en sí, protegido por una semicúpula revestida de mosaico. Se componía de una serie de espacios públicos, destinados al banquete ritual y juegos de agua, y otros espacios cerrados subterráneos dedicados al culto a Serapis como deidad ctonia. En forma de gruta, el Serapeo contenía numerosas esculturas egipcias e imágenes en honor a Antinoo, el favorito del emperador, muerto en las aguas del Nilo. En su recuerdo, Adriano fundó la ciudad de Antinoopolis en el 130 d. C, hoy El-Sheik Ibada, frente a Hermópolis Magna. Antinoo fue divinizado a su muerte, asimilado al dios egipcio Osiris.




Antinoo-Osiris.
Museos Vaticanos





Panel que muestra la planta del Serapeo.




Serapis es una divinidad sincrética, un dios egipcio tardío nacido de la confluencia de las deidades Osiris y Apis (deidad local de Menfis), de las cuales nació  en primer lugar Osirapis, al servicio de las nuevas poblaciones griegas en el Delta del Nilo con la llegada de los gobernantes lágidas. Se conecta con atributos del Zeus griego, símbolo de fertilidad masculina, fuerza y soberanía[1], también de Dioniso en su vertiente natural y agraria,  Esculapio y también con Hades: su carácter ctonio[2] primitivo (resaltado con la compañía de Cerbero o las serpientes en la iconografía) en relación con el mundo subterráneo de los muertos, se une a sus facultades asociadas a la regeneración y la fertilidad de los campos y a los ciclos agrícolas. 
El rey Ptolomeo I (304-284 a. C) estableció su culto en Alejandría, capital de la dinastía lágida en Egipto, al servicio de los nuevos usos griegos helenísticos en Egipto, que también habían renovado el culto a Isis. Del Delta del Nilo, su culto viajó a Delos, enclave comercial central del Egeo, desde donde se extendió por diversos lugares del Mediterráneo. Unido a Isis (formando una tríada con el dios niño Harpócrates) y a Anubis, estas divinidades reunían los requisitos necesarios para ser adoptadas fácilmente en contextos geográficos diferentes, por su carácter multifuncional y su configuración sincrética. 





[1] Su vertiente política como soberano de la ”sociedad de los dioses” y también de los humanos, tiene una doble representación como pater familias, cabeza del “oikos”, en una sociedad aristocrática, patriarcal y masculina. Es un modelo cultural y político llevado al plano trascendente que refleja una parte importante de la organización de la sociedad en un determinado momento. El mito siempre tiene una significación en su contexto social.
[2] Quizá el caso más característico de divinidad ctonia es Demeter-Ceres, diosa agrícola y a la vez asociada al inframundo. Es la diosa de la vida civilizada, de la que depende el orden anual de las estaciones: cambian cuando su hija Perséfone-Proserpina es raptada  y llevada a los Infiernos por Hades-Plutón durante la mitad del año.


[1] ADEMBRI, B; “Iside a Tivoli” en ARSLAN, E; Iside. Il mito il misterio la magia, Ed. Electa, Milano, 1997.

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