sábado, 5 de febrero de 2011

Analizando los bienes: el primer itinerario

Ahora es el momento de pararnos a reflexionar sobre la situación precisa de cada uno de los espacios que hemos visitado. Esto nos servirá como análisis crítico de su situación, para proponer soluciones que palíen las carencias que presentan en su puesta en valor.



En el primer itinerario, hemos podido ver en algunos casos templos bien conservados, y en otros restos arqueológicos que muestran la planta y parte del alzado de las estructuras. En cualquier caso, sólo hemos podido visitarlos desde una considerable distancia a los restos, detrás de una barandilla, y en el mejor de los casos a escasa distancia del edificio, pero sólo desde el exterior. 

El primero de los bienes, el Ara Máxima de Hércules, no se encuentra bien conservado, pues sobre él se ha edificado y no quedan más que unos dudosos restos a la vista del visitante. Además, en ninguna parte encontramos indicación de que, bajo los cimientos de Santa María in Cosmedin, se encuentre tal altar, que alcanzó más de 30 metros de longitud en su basamento y tuvo un papel tan importante en la Roma arcaica y momentos posteriores. Teniendo en cuenta su relevancia y su nula puesta en valor, proponemos la  inserción de un panel explicativo en el vestíbulo de la Iglesia, en la que se encuentra la famosa Bocca della Verità, frente a la que se forman largas colas. En ese pórtico hay espacio suficiente para la colocación del panel, y allí podría ser visto fácilmente por los visitantes, que sabrían de su existencia antes de entrar al interior, y así podrían apreciar las complejas características morfológicas de la Iglesia derivadas en parte del hecho de que esté construida sobre este altar. Dentro de ella puede verse uno de los bloques de tufo del Aniano que formaban el ara, que ahora forma parte de uno de sus muros. Junto a él podría indicarse también, con una pequeña explicación, este hecho.
En el vestíbulo aludido existen otros paneles referentes a la Boca, por lo que no debería suponer ningún problema estético ni de ubicación incluir el nuevo panel del Ara Máxima. También podría incluirse dentro del edificio, pero quizá eso generara más reticencias a sus propietarios.







El segundo bien, el Templo de Hércules, se encuentra bien conservado, gracias a diversas restauraciones desde época antigua hasta momentos más recientes. El visitante, desde la Piazza Della Bocca Della Verità, puede acercarse hasta él y rodearlo, viendo de cerca sus columnas corintias y su fachada circular. Habitualmente se encuentra cerrado, pero se abre en momentos muy puntuales. El servicio 060608 del Ayuntamiento de Roma ofrece esta información. El Templo de Portunus, junto a éste, también es visible desde la plaza, aunque no se abre al público. En la actualidad continúan sus restauraciones. Nos parece importante que se organicen visitas guiadas al interior de los templos, una vez se hayan terminado las intervenciones en el de Portunus. Pero lo más importante es que ambos templos de la Piazza Della Bocca Della Verità salgan del anonimato: proponemos la inserción imprescindible de sendos paneles junto a cada uno de ellos, con la indicación de toda la información pertinente.  Sería interesante incidir en la relación entre ambos templos, el Ara Máxima y los de Fortuna y Mater Matuta, su relación con el emplazamiento que ocupan y con el propio Tíber. El visitante debe conocer la existencia de estos distintos cultos y su relación con el antiguo emporio comercial y las gentes que llegaron a él, que lo recorrieron y transformaron. Si esto sirve para no perder la perspectiva y recordar siempre que tras un culto u otro siempre hay unos fieles y seguidores, unos lugares donde hacer los ritos, cada diferente ritual y unos organizadores y moderadores del culto, junto con las necesidades que lo motivan y las respuestas que ofrece, entonces es conveniente que se lleve a cabo esta pequeña intervención.

El Área Sacra de San Omobono alberga los restos arqueológicos de los dos templos de Fortuna y Mater Matuta, que sólo visibles desde las calles Vico Jugario y Luigi Petroselli, en un ángulo recto con un vallado a media altura.  No existe ninguna indicación, por lo que debería instalarse también en ellos un panel que lo hiciera constar.


Los cuatro templos republicanos del Área Sacra de Largo Argentina son visibles desde las cuatro calles que los rodean, quedando éstos en un nivel de paso muy inferior, casi a modo de foso. Desde el vallado pueden verse sus estructuras con bastante claridad, a pesar de la distancia.  No están indicados adecuadamente, por lo que creemos conveniente instalar un panel que contemple cada uno de ellos, como un todo integrado. Debería incidirse en la reconstrucción de la zona y sus edificios circundantes en época romana, pues no eran en absoluto edificios aislados. Estaban integrados en pórticos y accesos, eran un centro importantísimo de la actividad de la urbe, y ello debe ser reflejado en el panel. No sería necesario hacer cuatro paneles separados, pues si se organiza bien, en uno puede concentrarse lo más importante. Es más sencillo para el visitante, y al fin y al cabo, lo que buscamos es que el Área Sacra de Largo Argentina se conozca por algo más que por los innumerables gatos que habitan las ruinas de estos templos, en medio de la ciudad.






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